Cartagena: En
busca de Blas de Lezo nos encontramos con Imanol (Manu).
Después de haber
estado el día anterior de inicio de olimpíadas, relax, tomando la brisa
calurosa del mar, haber sido pasto de los tiburones en forma de
mosquitos………….etc.
Con las mochilas
hechas teníamos 4 horas de bus a Cartagena, viaje rápido en buseta, paisaje de
prados y lleno de ganado bovino nos vamos acercando a Cartagena.
La terminal está
en el Katanga cartaginés. Por una pista-atajo de tierra entra la buseta hasta
la terminal que está muy alejada del centro. Ningún taxi de tamaño para 4 con
bultos, tras esperar 20´llega uno.
Los taxistas en
Colombia son de lo más amable y legales también. Salvo en Bogotá y Bucaramanga
no llevan taxímetro, pero los precios muy asequibles y apenas se aprovechan de
nosotros. Te dan todo tipo de explicaciones y no paran de hablar. Te aconsejan
lo que tienes que ver, qué cuidados hay que tomar, los mejores sitios y
siempre, sí con una sonrisa y una amistad que parece que te conocen de toda la
vida. Llevan la mayoría a la virgen del Carmen (su patrona).
Nos dirigimos al
barrio Getsemaní, calle media luna, hostal La Española, antiguo barrio de
chicas de compañía. Todavía se ejerce en la calle. Pero nada que ver a hace
pocos tiempo que incluso la policía se lo pensaba antes de entrar.
El lugar es el
idóneo para asaltar la ciudad amurallada, ésta nos recuerda, en parte, a
Dubrovnik (la perla del Adriático). A diferencia de ésta, Cartagena es más
viva, más grande, heterogénea, populosa, sin tanto turismo y más una ciudad
administrativa y comercial.
El comercio está
controlado por los libaneses, no se les
percibe pero te das cuenta que no
solo el sector turístico es el que se mueve. Es otro más dentro de las actividades que hay dentro
del recinto.
Los Salesianos tiene un centro escolar,
antiguo, tamaño como el que se va a hacer en Sarriguren, curiosamente la
iglesia está tan integrada en el edificio que parece que no existe. Es más nos imaginamos que con lo grande que es y el
alumnado que tiene que tener, debe ser amplia o multifuncional.
Nos adentramos
por la casa torre del reloj, 5´ andando de nuestro hotel, previamente habíamos
comido en lo que va a ser nuestro comedor durante estos 3 días. El restorant,
La luna llena, tienen unos desayunos full, que nos dan alas para aguantar
durante todo el día.
La entrada, por
una puerta lateral, nos invita a conocer
a fondo durante varias jornadas la ciudad amurallada: recorrer todas las murallas, edificios nobles,
casas coloniales muy bien cuidadas,
colores atrevidos, flores que refrescan la vista. Las buganvillas salen del
cemento y suben por las paredes reclamando su protagonismo en la belleza
resultante.
Todo está para
revisión, salvo el antiguo circo teatro de madera, que reclama una
rehabilitación para una “miniciudad”. Este circo teatro, plaza de toros, circo
y gradas, sólo conserva su entrada de piedra y una estructura de madera en muy
mal estado(cuesta adivinar semejante espacio cuál era su uso).
Las murallas son
lugar de aprovechamiento para tomar algo, descansar y ver la puesta de sol que
no fueron plenas debido a la bruma ( forma de poder sorprender a esta ciudad
los piratas, corsarios y otros enemigos).
Dentro del
recinto visitamos la catedral, museos, rincones, casas coloniales, plazoletas……
y no entramos a las invitaciones de visitar “sin compromiso” de tiendas de
turquesas ¿ auténticas?. Sí que encontramos al único chino del lugar, cervis,
las más democráticas y frescas de la ciudad, la comida también, pero el tugurio
no aprobaba los mínimos de higiene para probar su comida. Así que todo
embotellado y limpiado por nuestros clínex.
Cartagena en la época moderna era el centro donde se
enviaba todas las riquezas a la corona para pagar todas sus deudas a los
centroeuropeos, contraídas por sus deudas para mantener el ”sacro imperio”. De México y Portobello
llegaban todas las riquezas expoliadas y de allí escoltados por fragatas
regresaban a Europa (versión de nuestro guía-familia). El mercado de esclavos
también tuvo su importancia. La corona “no favoreció” esto, pero los mercados,
la calidad ISO, la competencia, productividad, condiciones laborales, la
mita……. Como hoy, todo se justifica y así nos va. El librecambismo y el futuro
capitalismo lo exigen.
Blas de Lezo,
tuerto, manco y con pata de palo, que era de Pasajes, héroe que defendió la
ciudad con una décima parte de recursos que tenían las tropas inglesas. Fue el
inventor inconsciente de la guerra
química, la fiebre amarilla hizo que con 2500 defensores doblegaran a 186 naves
y más de 25.000 sedientos de riqueza. Murió en esa batalla, perdió la otra
pierna en gangrenada, pero no consiguieron entrar.
El castillo de
San Felipe de Barajas, era el bastión que había que superar por tierra las
defensas marinas. Éstas inexpugnables por mar. El castillo, también lo fue, su
visita 8€, con guía 10€ más por familia.
La visita es un
narco-recorrido-oral, en el cual el guía en éxtasis, nos enseña-cuenta toda
serie de galerías estratagemas y artilugios que tenían para defender por tierra
al posible invasor. Como si estuviéramos en la batalla, cual serial cubano nos
daba datos, algunos corregidos por nosotros, lo que le dejaba un poco
descentrado, pero el peyote, la huarasca,
el trippy o el desayuno tomado…... Allí volvía que si Blas……… nosotros
atentos a este guía-actor, que apasionadamente nos narraba dicha batalla, que
con final feliz aunque muera el protagonista. Se quiso vengar de nosotros, nos
hizo un examen exhaustivo de todo lo acontecido en el castillo. Al final la
nota fue de Sobresalientes, por eso de la propina. Sólo Drake consiguió
disfrutar de parte de la riqueza del lugar.
Por cierto como
el guía cobra por familia, cada vez que veía a un grupo les ofrecía
incorporarse al grupo, previo pago de otros 20.000 ps. Así lo hizo una pareja,
“justo acabamos de empezar este tour con
nuestros amigos los españoles”. Llevábamos ya 15´. La cara que se les puso
cuando al encontrarse con otra “familia” les dijo lo mismo. Ya pasaban los 30’
y nosotros les aclaramos el tiempo que llevaba el performance.
Tras semejante
acto de sapienza “bucanero-gansteril”,
que mejor que una cervi, el sol no perdona a los invasores ni en tiempos de
paz. Adentrándonos devuelta al laberinto cartagenero…….
Buscando a Blas
de Lezo nos vamos a encontrar a Imanol-Manu de Trintxerpe. Volviendo a La
Española (como la aceituna), nos encontramos con unos paquis de Pamplona, Dani
embajador y abanderado del osasunismo internacional nos delata. Nos comentan
que alquilaron un coche para recorrer el norte, que si ¡vaya forma de
conducir!.........como si nosotros pudiéramos dar lecciones de educación vial.
Han estado con un
¡vasco!, en el barrio nuestro. Vamos hacia allí y sn pensarlo lo distinguimos
entre tanto caribeñal.! Huyyy! “Tú eres
Imanol deTrintxerpe”, él se queda atónito ¿hasta aquí me conocen puessss(casi
con acento bilbaíno).
Allí estaba uno
de los que mejor están disfrutando de su jubilación, a su manera y filosofía.
Estaba encantado de conocer a mucha gente, que los hijos de ellas le llaman tío
Imanol, que si el dinero, la madre patria………. Así lleva 12 años visitando
Sudamérica. “Creo que hasta dentro de dos años no volveré"…….quiero empezar a
conocer Centroamérica. Este “viejo lobo de mar”, prejubilado y retirado por
accidente. Tras haber trabajado de marino mercante y en la Sintel había encontrado
su “modus vivendi” en Sudamérica. Sus hermanas le cuidan y le administran desde
Gipuzkoa…….. Pero lo curioso es que nos dice de “Hondarribi”, sí, “yo conozco a
Rafa, a Rafa?, Errazquin??, pues siiiiíi. Ya sabes Ana y Rafa prepararle un marmitako
para entonces.
Hemos disfrutado
de su presencia en Cartagena y Santa Marta, buscándonos y encontrándonos. Con
alguna cervi demás…..La cabeza, al día siguiente así nos lo recordaba……
Algunos diréis
vaya chapa, pero a mí, me gusta más escribir que leer. Es la única época del
año que me extraigo del trabajo y esto me ayuda a recuperarme de los disgustos.
Ayer me cargué 150 fotos por capullo. Ahora estoy muy bien y espero que
vosotros también.
Agur desde San
Gil, vaya nombre…………… Verdad …………… No se a quién me recuerda pero vaya,
Fotos: Cartagena I